Cómo medir el grado de sostenibilidad de una empresa.
La sostenibilidad de las empresas no está exclusivamente ligada al desempeño empresarial, sino a la capacidad de desarrollar un modelo de negocio basado en criterios sociales, económicos y ambientales que asegure la continuidad del negocio y garantice la transición hacia una economía sostenible en el tiempo, que compagine rentabilidad con concienciación social y medioambiental.
Los criterios de sostenibilidad tienen cada vez más relevancia en el acceso a la financiación (financiación sostenible) de empresas y proyectos. Si se establecen criterios precisos y transversales a cualquier actividad, podremos medir el desempeño de la empresa en sostenibilidad, en sus aspectos medioambientales, sociales y de gobierno corporativo, evaluando el grado de cumplimiento de esos indicadores específicos y especializados, y reflejarlos en un Informe de Sostenibilidad que siga la metodología de la Federación Europea de Analistas Financieros (EFFAS).
Midiendo los criterios ESG
Los factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) son cada vez más relevantes en la evaluación de los resultados empresariales, ganando terreno a los aspectos puramente financieros. Así la lucha contra el cambio climático, preservación de la biodiversidad, la economía circular o el bienestar y los derechos de trabajadores y comunidades pasan a un primer plano en estas evaluaciones
Los criterios ESG pasan a ser componentes decisivos para determinar las perspectivas de una empresa, asociando la mejora de éstos a menores riesgos, mayores rendimientos, mayor acceso a la financiación, así como una menor afección (multas) por las normativas restrictivas en materia medioambiental. Todo ello se traduce en mayores y más sólidas rentabilidades.
Estos aspectos deben reflejarse, desde la promulgación de la ley 11/2018 (dic.2018) en el informe de Estado de Información No Financiera (EINF), un informe anual con información sobre el impacto que tiene la actividad de la empresa en 5 cuestiones: medioambiental, social, derechos humanos, personal y anticorrupción. Estos datos no financieros, si están estandarizados y son rigurosos, avalan el enfoque ESG tan demandado hoy por los inversores.
Criterios Ambientales: Consideramos criterios ambientales las actividades empresariales que tienen impacto en el medio ambiente. Reducción de emisiones, ahorro energético, reciclaje, programas de protección de la biodiversidad, entre otros muchos.
Criterios Sociales: Son todos aquellos relacionados con las condiciones laborales, entre ellos se incluyen, criterios de diversidad e igualdad, de respeto a los Derechos Humanos, así como las relaciones con la comunidad donde opera.
Gobierno corporativo: Criterios relacionados con la calidad corporativa, cultura ética y procesos de gestión, remuneración de directivos, planes de transparencia o medidas anticorrupción.
Las empresas que manejan adecuadamente estos criterios tendrán una ventaja competitiva en el mercado y mejor desempeño financiero a largo plazo. Además, son consideradas como más sostenibles y con menor riesgo, lo que aumenta su atractivo de cara a los inversores.
Midiendo los riesgos
Este menor riesgo se debe, en parte, al análisis de riesgos que conlleva acatar estos criterios, por los que podemos calificar los riesgos de sostenibilidad o no financieros: impacto del cambio climático, cumplimiento de los derechos humanos y las relaciones laborales o cumplimiento fiscal./p>
Para mitigar el efecto de estos riesgos, la empresa puede emprender varias acciones: mejorar la información ESG, fomentar la transparencia para atraer talento y la inversión porque, al final, los criterios ESG son esenciales para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de las empresas. Es importante que las empresas asuman que estos criterios no están reservados a las grandes empresas y que son un valor diferencial para cualquier organización, independientemente del tamaño de la empresa.
En este sentido, será muy interesante destinar, en la medida en que cada empresa sea capaz, recursos financieros y humanos suficientes al cuidado y cumplimiento de estos criterios ESG, designando una persona o equipo responsable de Sostenibilidad con capacidad y autoridad para establecer un Plan de Sostenibilidad, y dotarle de recursos suficientes (tanto financieros como no financieros) para su implantación y seguimiento.
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